Pacto con el PC le asegura la presidencia de la Cámara a la Democracia Cristiana

La tarde de este lunes finalmente se concretó el tercer cambio de mesa de la Cámara de Diputadas y Diputados, que tuvo en ascuas a la instancia durante casi los dos últimos meses. Esto, en medio de un polarizado clima político, en cuyo marco no existía ánimo de respetar el acuerdo administrativo alcanzado al inicio del actual periodo legislativo y que incluyó tiras y afloja entre la Democracia Cristiana (DC) y el Partido Comunista (PC).

Estos últimos, por difícil que parezca, llegaron a un acuerdo que le despejó a la DC el camino a la testera y que le permitió al diputado de esa colectividad, Ricardo Cifuentes Lillo, alcanzar 83 respaldos.

El nuevo timonel de la Cámara dijo que las agendas tributaria y de pensiones son “el compromiso de transformaciones estructurales, postergadas por años y por la que seremos juzgados”.

En virtud del mismo compromiso, la militante del PC Carmen Hertz ocupará durante los próximos ocho meses la primera vicepresidencia, para lo cual la avalaron 81 votos de apoyo a su nominación.

Por último, será la diputada socialista Daniela Cicardini quien flanquee a Cifuentes desde la segunda vicepresidencia.

El acuerdo DC-PC contempla, además, otro elemento: el falangismo respaldará al candidato comunista para que asuma en marzo de 2024 la presidencia de la Corporación.

No faltan los que, especialmente desde la oposición, acusan al falangismo de haber “negociado con el diablo” para alcanzar la presidencia de la Cámara; mientras que otros aseguran que, en este proceso, quedó en evidencia el pragmatismo de la Democracia Cristiana, pero por sobre todo el del Partido Comunista, que pueden trabajar juntos cuando tienen un objetivo común.

Tras el acuerdo, el trámite fue todo lo fluido que se hubiera esperado, puesto que la votación no se prolongó más de media hora, en respuesta al compromiso asumido entre la DC y el PC, tras el cual la oposición quedaba sin ningún espacio para aspirar a alguna representación en la mesa de la Corporación.

Pese a ello, Chile Vamos no renunció a postular un nombre y lanzó al UDI Henry Leal, quien sólo recibió 68 votos de apoyo que no le sirvieron para llegar a la testera.

Lo propio le sucedió a la oposición en lo relativo a las dos vicepresidencias, pues se presentaron como candidatos para la primera vicepresidencia al representante de Renovación Nacional, José Miguel Castro que obtuvo 68 votos.

Pero, además, se postularon el radical Cosme Mellado (1) y el exPartido de la Gente (exPDG) Víctor Píno (1).

“Bien común”

El flamante nuevo presidente de la Cámara hizo un pequeño discurso de recepción del cargo, señalando -entre otras cosas- que “en un ambiente con tanta frecuencia agitado, donde a veces no ha estado ausente la crispación y la agresividad, queremos ayudar a establecer la calma, imponer el debate con convicciones firmes pero respetuosas. Dar inicio a este nuevo tiempo, buscando el predominio del bien común”.

Incluso en el marco del debate de las reformas emblemáticas del Gobierno, Cifuentes fue enfático en llamar a sus pares a “ser pragmáticos y esforzarnos al máximo para lograr los acuerdos alcanzables sin desestimar los consensos únicamente porque no son perfectos, haciendo hincapié en que esta Corporación tiene “una primera agenda de las reformas tributaria y previsional”, que “es el compromiso de transformaciones estructurales, postergadas por años y por la que seremos juzgados”.

En este contexto, el parlamentario se comprometió a que “vamos a tratar de generar, desde esta Cámara, el mejor proceso de dialogo que podamos por el bien de Chile”.

Mientras el ministro de la Segpres, Álvaro Elizalde, valoró el acuerdo alcanzado, pues según comentan en el oficialismo, porque con ello aumenta la probabilidad del apoyo del falangismo a las reformas, pero también el alcance de consensos con otras fuerzas que van más allá de la propia DC hacia la oposición. Quienes observan el escenario, creen que se podría llegar incluso a negociar con Evópoli; sin embargo, desde esta bancada, acusaron a la Democracia Cristiana de caer en la consigna de que “el fin justifica los medios”, lo que da cuenta de que el acuerdo dejó heridos.